27 enero 2011

Francia ImPorta

Si en el anterior artículo del blog ya hacíamos referencia a otros materiales a la hora de la construcción de edificios frente al uso de la piedra, en este artículo veremos como hay sitios donde la piedra natural, y más concretamente la piedra caliza, sigue siendo el producto por excelencia, el material que no puede faltar en ninguna construcción que se precie.

Es de muchos sabido que Francia es conocida como el país de las calizas. La arquitectura no sólo parisina sino francesa en general tiene como característica principal el uso clásico de la piedra caliza en sus monumentos y edificios. Lo habrán comprobado todos los que hayan tenido la suerte de pasear por la ruta de sus castillos y grandes y lujosos palacios.








Sus canteras se hayan localizadas en varios puntos de su territorio que hoy en día dan nombre a los distintos tipos de calizas francesas, Bourguignon, Hauteville, Comblanchien o Burgundy, entre otras.

Las tonalidades de las calizas abarcan desde el azul de la zona fronteriza belga (similar a la caliza azul irlandesa) o gris (caliza Buxy), pasando por tonos crema que podemos encontrar como la caliza Jerusalen, o Lanvignes. Los tonos más claros se encuentran en la caliza Lens, la Saint Crox o la Combrune. Sin embargo ninguna de estas piedras llega a tener la blancura propia de la Piedra Paloma, caliza originaria del sur de España.

Esto explica el hecho de que un país tan rico en recursos calcáreos como es el que nos ocupa, apueste cada día más por la importación de calizas procedentes del mercado español, buscando las características tanto físicas como estéticas que no siempre pueden encontrar en su país de origen. Como si de una paradoja de la vida se tratara, nuestras calizas, aun naciendo en cunas más cálidas, presentan muy buen comportamiento ante condiciones climáticas adversas así como la blancura propia de aquello a lo que nunca dió el sol.


Javier Alhama

1 comentario:

  1. Conozco bastante bien el mercado francés y es cierto que son grandes consumidores y productores de caliza. Esto demuestra que incluso en mercados maduros las empresas españolas pueden hacer negocio si siguen una buena estrategia.

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