01 marzo 2011

La Caliza y la Música

Entre las tantas características técnicas que posee la piedra, nos encontramos aquellas relacionadas con la acústica y la absorción del sonido. La piedra caliza sigue teniendo especificaciones que hacen su uso exclusivo para determinadas obras.


En la antigua Grecia ya pusieron en práctica estas propiedades en la construcción de espacios dedicados a la música, un ejemplo de ello es el Teatro de Epidauro, del siglo IV a. d C. convirtiéndose en teatro modelo debido a su espectacular tratamiento del sonido. Muchos han sido los que han estudiado esta obra arquitectónica buscando el motivo de esta magnífica sonoridad, hasta que finalmente en el 2007 científicos del Instituto de Tecnología de Georgia descubrieron que el secreto se escondía en los asientos, realizados en piedra caliza. Las filas de asientos de Epidaurus forman un filtro acústico eficiente que silencia  los ruidos de fondo de baja frecuencia, como el murmullo de una multitud, y refleja los sonidos de alta frecuencia de los intérpretes sobre el escenario, de un modo que permite que las voces de los actores lleguen hasta la última fila del teatro.




Otro de los resultados que nos da la acústica que ofrece la piedra caliza es la leyenda de La Oreja de Dionisio originada alrededor del tirano del mismo nombre. Llaman oreja a una cueva artificial de caliza cavada en la colina de las Temenitas en la ciudad de Siracusa, en la isla de Sicilia. Dice la leyenda que Dionisio usaba esta cueva con forma de oreja humana como prisión para los disidentes. Por medio de su perfecta acústica podía escuchar a escondidas los planes y secretos de sus cautivados.





Las características sonoras de la caliza siguen presentes en muchas de las construcciones que permanecen en la actualidad y que dan uso para fines musicales. Son muchas las grabaciones realizadas en castillos donde la piedra ha sido parte de sus elementos edificativos o incluso conciertos realizados en las mismas canteras de piedra caliza donde se pueden percibir en primera persona la sonoridad reflejada en sus paredes.

Javier Alhama


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